Me llamo Laura y trabajo para una firma de cosmética de alta
gama como representante. En mis viajes diarios suelo parar siempre en el mismo
hotel, situado en el centro de Madrid. Así por la mañana me quedan todas las
visitas cerca, el desplazamiento es más cómodo y barato... o sea a pie.
Suelo llegar temprano al hotel pero hoy un cliente se me ha
complicado y de camino he tenido que llamar para reservar habitación. La chica
de recepción me ha dicho que he tenido suerte, pues acaban de anular una
reserva.
Nada más llegar y recoger la llave me voy derecha a la
quinta planta, que es donde se encuentra mi habitación. Salgo a la pequeña
terraza a ver esas vistas nocturnas de Madrid que tanto me gustan y de paso me
echo un cigarrillo, no fumo mucho pero no puedo quitarme ese vicio... bueno...
ni otros.
Al darle casi la última calada apoyada en la barandilla,
escucho un hombre toser a mi derecha. Con lo cotilla que soy yo, miro sin
ningún pudor. Para mí sorpresa el individuo me está observando y no de ahora,
sino desde hace rato. Me llama la atención sus rasgos tan marcados y tan
masculinos dignos de un modelo... no puedo apartar la vista de su cara y menos
de sus carnosos labios, siento como mi tanga se va mojando, estos deseos incontrolables
de follar... qué mal me estoy sintiendo, así que con una sonrisa ladina me
despido del extraño.
Me voy derecha a la ducha, no solo para calmar mi calentura,
sino también para quitarme ese estrés de todo el día. Una vez acabo llamo a
recepción para saber si aún servían cenas y al responder que sí, me visto a la
velocidad de la luz. Me pongo mis vaqueros desgastados, una camiseta blanca de
manga ancha y cuello de barca, mi pelo suelto y mis manoletinas... pues después
de ir todo el día con tacones se agradece ir de plano.
Me dirijo al ascensor y cuando ya está la puerta a punto de
cerrarse un pie la frena. Al volverse a abrir, ahí está el sexi caballero
misterioso. He de decir que de cerca está buenísimo
Me llamo Javier, soy director de desarrollo de tiendas de
una multinacional del sector textil. Estaba de paso por Madrid, únicamente a
pasar la noche, para al día siguiente, estar en Sevilla, a primera hora. El
destino quiso que llegara a este hotel, ya al que iba a ir, tenía una avería, y
nos recolocaron, en este hotel en el centro de Madrid. Nada más llegar, fui a
hacer el check in, le pedí a la señorita una habitación en un piso alto, me dio
la 5 planta, seguidamente fui a reservar mesa para cenar, y me subí a la
habitación.
Ya en la habitación, me di una ducha, y me puse cómodo, salí
a la terraza a respirar un poco de aire fresco. Ya en la terraza, giré mi
mirada a la izquierda y allí estaba ella, abollada fumando un pitillo, una
morena de pelo rizado, que llevaba unos pantalones de pinzas negros, y una
blusa blanca, que con los rayos del atardecer, dejaba ver su silueta, una
silueta perfecta. Como veía que no me miraba, tosí a posta, y ella se dio la
vuelta. Me quedé paralizado por su belleza, esos azules como el cielo en
verano, su boca que solo decía bésame, preciosa mujer, no sabía que decir, y
cuando me propuse a hablarle, ella, después de hacerme, una radiografía de
arriba a abajo, con una sonrisa picarona, se metió en la habitación.
Yo, sin dejar de pensar en ella hice lo mismo, hice unas
llamadas de la empresa, me dispuse bajar a cenar, con una camisa blanca y un
pantalón vaquero, y mis castellanos.
Salí a la planta, y el ascensor, se estaba marchando, eche a
correr, y lo pare con mi pie. Se abrió el ascensor, y allí estaba ella, como si
me estuviera esperando, no podía dejar de mirarla, mi mente solo hacía que
imaginarla, en ropa interior, “ ¿buenas noches, bajas?” le pregunté... y parece
que la atmósfera cambio, se relajó...
Escuchar su voz al preguntarme si bajo, hace que mi cuerpo
se estremezca. Es más atractivo de lo poco que he visto desde la terraza. Me
pongo tan nerviosa que contesto con un escueto “sí”. Mientras bajamos hacia el
comedor no nos decimos nada de palabra pero eso sí, mirarnos de arriba a abajo,
es lo que no paramos de hacer y eso me está poniendo cachonda sin poderlo
remediar.
Cuando se abren las puertas del ascensor me brinda el paso
para salir, he de reconocer que es todo un caballero pero creo que lo ha hecho
para verme el trasero... bueno, pues lo va a ver bien... empiezo a contonearme
descaradamente, todo lo que mis manoletinas me permiten, porque si llevase mis
tacones... se iba a enterar este lo que es contoneo.
Menos mal que me está esperando el camarero para indicarme
la mesa o me siento o me parto en dos de tanto menear el trasero.
Amablemente, me aparta la silla para que tome asiento y me
acomoda, seguidamente me pregunta” ¿qué va a querer cenar señorita?”... ufff!! ¡Con
el hambre que llevo! pero debo controlarme que de noche no es bueno comer
tanto, así que le contesto” por favor una ensalada de la casa, una lenguado a
la menier y de beber un vino blanco bien fresco, si puede ser de las bodegas
Hispano Suizas”.
Nada más irse el camarero me percato que ese monumento de
hombre está a una mesa de mí... que nerviosa me estoy poniendo y más si sigue
mirándome así de soslayo.
Comenzamos a cenar a la vez y yo con los nervios me acabo la
botella solita, he de decir que voy algo chispada pero si lo analizo bien es
mejor, así duermo del tirón. Cuando llega el camarero a pedirme el postre veo
que ese morenazo se levanta de su mesa al mismo tiempo y viene hacia la mía,
llegan los dos al mismo tiempo, no sé si mirar al camarero para pedirle o mirar
a esos labios que me incitaban a comerle la boca en ese instante...
Me contestó un sí, un si un poco seco, no sé si es porque
ella es así, un poco borde, o porque tuviera pocas ganas de hablarme. La verdad
que mientras bajaba el ascensor no nos dirigimos la palabra, pero con la mirada
nos estábamos sacando radiografías el uno al otro, no podía dejar de mirar sus
ojos y sobre todo esa silueta que me atraía, me hacía despertar mis más bajos
pensamientos.
Se abrieron las puertas de ascensor, y como caballero que
soy, la dejé pasar, me quedé paralizado con el contoneo de sus nalgas, me entraron
ganas de poner mi mano encima de ese culo firme y apretado.
Por fin en el restaurante, me senté a cenar, pero no muy
lejos de ella, para poderla seguir mirando, estaba a una mesa de ella. Si
quieres que te diga la verdad no me acuerdo bien que cene, creo que fue una
cerveza con un bistec, estaba ensimismado con mirarla, aún recordaba el
contoneo que me había regalado antes de entrar en la sala.
No veía el momento de levantarme y sentarme con ella, me
atraía y mucho, hasta que llegó la hora del postre, era la hora de probar, fui
con el camarero y al llegar le pedí permiso para compartir postre con ella, me
presenté, y pedí lo mismo que ella, aunque no me gusta, un trozo de tarta de
whisky.
Ella rompió el hielo de aquella situación un poco tensa creada
por mí, y me pregunto de donde era, cuando le iba a responder, se presentó
diciendo, “perdón mi nombre es Laura” su voz me encantaba, y no podía quitar mi
mirada de su escote, provocado por un botón desabrochado de su blusa, por donde
se asoma la silueta de un sensual seno y su sostén blanco, me estaba poniendo
cardiaco, y sin pensarlo, sin parar de hablar, pero sin darme cuenta de que,
dejé deslizar mi mano por debajo ver la mesa, hasta tocar su pierna...
El muy cabron sin dejar de mirarme me ha puesto su mano en
mi rodilla... y no sé, si darle un guantazo o seguirle el juego y disfrutar de
esta noche... creo que voy a disfrutar, si quiere jugar... vamos a jugar.
Sin dejar de mirarle, introduzco en mi boca un trozo de
tarta pero lo hago lentamente, apretando levemente mis labios en la cuchara
soltando un - ummm!!! Que rico.- Él acaba de ascender un poco más su mano por
mí entrepierna , como llevo pantalones estoy tranquila de que no va a
introducirme ningún dedo, jeje.
Me está poniendo cardíaca... para acelerar el momento, con
mi dedo recojo un poco de tarta que se me ha quedado en la comisura del labio,
voy a chupármelo pero no me ha dado tiempo, es él quien ha cogido con suavidad
mi mano y chupa mi dedo con una destreza que va a hacer que me corra aquí
mismo.
Le pido que pare o follamos encima de la mesa... sus ojos
brillan con mucha intensidad tanto que ya no aguanto más... Así que he acabo
llamando al camarero, el chico al acercarse se ha percatado de su mano en mi
muslo, su cara es un poema. Jajaja pobre chico lo que le estamos haciendo
pasar. Una vez que ha apuntado la cena en mi cuenta de habitación, nos vamos
derechos al ascensor.
Tenemos tantas ganas que nos comemos las bocas sin
miramientos. Mis dedos ya han comenzado a desabrocharle la camisa, justo es ese
momento se para el ascensor y se abren las puertas... menos mal que no hay
nadie... está loco me coge en brazos sin
dejar de besarme y me lleva a su cuarto... creo que esta noche promete...
Una vez puesta la mano en rodilla, había dos opciones, una
ganarme un bofetón, e irme a la cama calentito, y la otra irme a la cama
calentito, pero con ella. Parece que va a ser lo segundo.
No podía dejar de mirarla, mientras con mi mano iba
avanzando hacia su sexo, ella se metió un trozo de tarta en la boca, de una
manera sugerente, jugando con la cuchara entre sus labios, y exclamando un
“ummmmm”, que a mí
Me puso el corazón a cien, y mis manos comenzaron a sudar.
No dejo de mirarla, me tiene hipnotizado con esos ojos, y lo
receptiva que está. Recogió entre sus dedos un trozo de tarta de sus labios, y
antes de que hiciera nada, cogí su mano e introduje su dedo en mi boca,
sacándolo lentamente, ella se mordió el labio inferior, y se le aceleró la
respiración, sintiendo el calor de mi boca en todo su ser.
Me dice que pare o lo hacemos encima de la mesa, me tiene
encendido, llama seguido al camarero, el pobre hombre no podía quitar la vista
de mi mano, la que tengo encima de su muslo. Sin más nos vamos del restaurante.
Camino del ascensor nos íbamos comiendo las bocas con un
furor tal, que saltaban chispas de nuestros labios, me había desabrochado la
camisa aún sin estar en el ascensor. Ya en la planta, la cojo en brazos y
besándonos la meto en mi habitación.
Ya dentro, la dejo de pie en el suelo, me quita la camisa, y
yo le arranco su blusa...
Nada más entrar en la habitación cierra la puerta con el pie
y me deja en el suelo, no puedo más que continuar lo que estaba haciendo en el
ascensor, así que le he quitado del todo la camisa y voy besando poco a poco
todo su torso hasta que llego a su cinturón. Lo desabrocho sin dejar de
mirarlo, en apenas segundos ya tiene toda la ropa en sus pies.
¡Joder! Está bien dotado… y eso, me encanta. Le sujeto el
miembro por el tronco para levantarlo un poco más y así puedo comenzar a
lamerle desde los huevos hacía arriba. Está siendo un placer chuparle la poya,
tanto que he decidido tumbarle en la cama y así lo hago de un solo empujón se
ha quedado boca arriba, como yo quiero. Me gusta cómo me mira entre extrañado
por mi descaro y el placer que le estoy dando.
Vuelvo a la carga con su poya, pero ahora se la chupo con
más ímpetu, mi deseo y el de él está yendo en aumento. No puedo más y paro de
golpe, nunca me quito los pantalones tan rápido pero antes de que pueda pestañear
ya estoy de nuevo encima de él, introduzco su poya en mi coño y comienzo a
cabalgarle, succionando su miembro con mis paredes vaginales en cada
movimiento, ese esfuerzo hace que apoye mis manos en su pecho, con la
consecuencia de que nuestros ojos se acaban de cruzar y saltan chispas. Me
agarra del pelo y me tira hacía él comiéndome la boca y sin parar de bombearme
desde su posición acompasando nuestros movimientos. Eso hace que no tardemos en
corrernos.
Acabamos acelerados y tumbados uno al lado del otro. Sigo
excitada y no sé porque, pues acabo de correrme. Estoy intentando relajarme
pero no puedo, así que miro el reloj y me animo a probar a ver si responde otra
vez este adonis. Vuelvo a la carga lamiendo su miembro de nuevo y me quedo
asombrada pero feliz pues responde rápidamente. Pero esta vez él me ha cogido
la delantera y me acaba de poner a cuatro patas. Me abre bien las piernas y
comienza a chupar mi sexo, no puedo parar de gemir, mi cuerpo está muy, muy
excitado. Se ha dado cuenta y me la mete sin compasión embistiendo con ganas y
agarrándome bien de las caderas. El roce de su poya dentro de mí hace que me
corra rápido. No he dejado de temblar de la corrida y me la ha sacado toda
empapada, jugando con su glande en mi ano, ha humedecido la entrada y la mete
hasta el fondo, me embiste suave sin llegar a sacarla del todo mientras sus
dedos despiertan otro orgasmo en mi clítoris, después de ese es cuando comienza
a bombearme bien fuerte por detrás reventado de placer, dejándose caer
suavemente en mi espalada y comiéndome a besos la nuca me dice —Gracias Laura
por todo este placer que hacía mucho que no sentía con nadie. — y yo le
conteste. — Gracias también a ti Javier, pues nos ha pasado lo mismo. Nos
quedamos dormidos, no sé ni qué hora es pero me levanto despacio y cojo mi ropa
para volver a mi cuarto, creo que es mejor no despertar a esta adonis del sexo.
Me quita la camisa y me va besando todo mi pecho, bajando
hasta el ombligo, me estoy empalmando poco a poco. Llega a mi pantalón, y
mirándome a la cara, cosa que me pone frenético, me baja la ropa.
Y sin pensarlo, me agarra y me lame mi falo, desde mis
huevos hasta la punta de mi capullo, me la chupa suavemente, notando como va
engordando en su boca y, de un empujón, me tumba en la cama, me dejo hacer, me
está encantando como me chupa la poya, vuelve a tomarla ahora con más fuerza e
ímpetu. De repente para, y cuando quiero ver, me está cabalgando, con
movimientos acompasados, apretando mi falo con su coño, para sentirla más aún,
le agarro del pelo para comerme sus labios, besarla hasta quedarnos casi sin
respiración, siguiendo con la cabalgada, moviéndonos los dos como uno solo, y
llegando a corrernos juntos, woooo maravilloso. Acabamos extasiados tumbados
uno al lado del otro. Sin casi respiro y ni cruzar palabra, vuelve a meterse mi
poya en su boca, y vuelve a ponerme mi miembro erecto, jamás he conocido mujer
igual. La jalo y la pongo a cuatro, abro sus piernas y la como su coño
separando los labios con mi lengua, para jugar con su clítoris, no deja de
gemir y moverse de placer, esto me excita aún más, y la ensarto mi poya en su vulva
y agarrándola de las caderas, la follo fuerte, hasta notar como se corre, como
gime de placer al correrse. Paro de repente, y saco mi falo empapado, y lo
presento en su ano, y la enculo suave poco a poco hasta el fondo, hasta que mis
huevos dan en su entrepierna, mientras con mis dedos juego en el interior de su
coño, haciéndola correr otra vez, y yo desbordando mi leche en su culo, me
tumbo despacio encima de la espalda de ella, mezclando nuestros sudores,
besándole la nuca y susurrándole “gracias Laura por todo este placer que hacía
mucho que no sentía con nadie”, y ella me contestó “ gracias a ti Javier” nos
quedamos dormidos, ella encima de mi pecho.
Cuando desperté, no estaba a mi lado, me levante, me puse
una toalla en la cintura para tapar mis partes, y fui a buscarla, llame a su
habitación, y me abrió la puerta, preparada para darse una ducha
Estaba a
punto de meterme en la ducha, cuando escucho unos golpes en la puerta, me lio
la toalla y voy a ver quién es. ¡No puede ser!... es Javier tan solo con la
toalla. Verle así me pone de nuevo a cien y lo único que se me ocurre es
cogerle del brazo y meterlo a mi habitación. En cuanto cierro la puerta, lo
empujo contra ella y comienzo a comerle la boca, no sé qué narices tiene este
hombre que saca la parte sexual más agresiva que tengo. Me hace perder los
papeles. De un solo movimiento le quito la toalla y le cojo su miembro que ya
está empalmado, lo acaricio y meneo. Me quito mi toalla y de un solo salto me
cojo a su cintura agarrándome el por el trasero introduzco su poya en mi coño y
comenzamos a follarnos mutuamente…
Me enganchó
del brazo y me metió en su habitación, allí contra la misma puerta nos comíamos
los labios jugando con nuestras lenguas, estaba más excitado que la noche
anterior, nos quitamos las toallas, la empecé a acariciar y tocar sus pechos,
mientras ella me cogió de mi falo y sé lo introdujo en su sexo, follamos los
dos juntos. La jale y la aupé, se agarró fuerte de mi cuello y con sus piernas se
enganchó de mi cintura, seguíamos follando, mientras la llevaba a la ducha, ya
dentro la puse mirando a la pared, estaba con las manos en alto y las piernas
abiertas esperando a que la poseyera de nuevo, el agua le corría por el cuerpo,
woooo como me estaba poniendo. Introduje mi poya por su ano y la folle,
mientras con una mano la masturbo para que se corra en mis dedos, con la otra
acaricio sus pecho y sus pezones duros como piedras, gira su cuello y entre
gemidos me come la boca, me muerde el labio. Retuerce su cuerpo y se corre en
mi mano, al mismo tiempo estallo mi leche caliente en su culo estrecho. Woooo
ha sido fantástico, nos miramos, besamos, acariciamos y nos duchamos juntos. Le
digo — eres fantástica Laura, jamás he tenido una mujer como tú entre mis
brazos — ella me dice que le pasa lo mismo conmigo y me da un beso con lengua.
Será el último, me despido — espero volver a verte y repetir lo vivido— Tengo
que llegar a Sevilla a primera hora y no llego. Corro a mi habitación a
vestirme y marchar de viaje, ha sido un acierto de noche y de hotel en Madrid.
He de reconocer
que como ese hombre me ha hecho sentir, nunca lo había sentido con ningún otro.
Su despedida fue alucinante y me quedará grabada a fuego. Lo difícil será
volver a coincidir pues no nos dimos nuestros respectivos números de teléfono.
Pero ha valido la pena conocerle y haberme soltado la melena por una vez con un
desconocido.
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